Escribir un texto en un contexto académico implica que los escritores-estudiantes sean capaces de movilizar sus recursos cognitivos para buscar y gestionar una bibliografía sobre el tema, sintetizar, adquirir conocimientos, reformular ideas y generar nuevas ideas; tanto respetando la autoría como incorporando los conocimientos adquiridos al estado del arte de manera adecuada (Boillos, 2020; Prior & Bilbro, 2012; Lea & Street, 2006). En este contexto, adquirir las habilidades necesarias para gestionar diversas interacciones escritas es un desafío crítico.